Como florista y artista floral trabaja con seres vivos. Y aunque físicamente las flores llegan a su fin, su recuerdo permanece en el corazón. Así es la vida misma y por eso Azuma Makoto respeta al máximo las flores y plantas con las que trabaja, dándoles un nuevo valor como pieza artística. Cuando las toca con sus manos, se dice a sí mismo que está ante formas de vida sagradas.

Su trabajo se expresa de muy diversas formas. Congela flores en un témpano de hielo, sumerge un bonsai en agua o cuelga un pino en el vacío para que un grupo de rock toque ante él. Dice que “hacer algo que nadie ha intentado antes siempre resulta controvertido; es algo que ya me esperaba. Respeto cada opinión y la asumo como una experiencia enriquecedora que me anima a seguir adelante y buscar nuevos significados a lo que hago. Mi trabajo consiste en una exploración de la fuerza expresiva de la naturaleza.”

Empezó trabajando en un mercado de flores y le fascinaba estar rodeado de seres vivos. A su vez, tocaba en una banda de rock y descubrió muchas similitudes entre la música y las flores, sobre todo en lo referente al contexto. Si tocas con rabia o calma, aquí o allá, todo cambia; lo hace cada acorde. Dice que con las flores pasa lo mismo:

Y nos fascina sus historias botánicas:

Muchas flores diferentes están creciendo hermosas y fuertes en este mundo. Echando sus raíces en la tierra, brotando, floreciendo, polinizadas por pájaros e insectos, viviendo a pesar de la lluvia, el viento y las tormentas. Pasan el testigo de la vida, el renacimiento y la decadencia. Todo es así en un ciclo continuo e interminable.

En la segunda parte profundizan en la relación entre flores y humanos: la forma en que involucramos a las flores en nuestras vidas a través de diversas culturas y prácticas.
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Miremos las flores como símbolos de conexión, una forma en que compartimos emociones.

Esperamos que lo hayas disfrutado. Vamos a seguir recorriendo el camino de las flores y compartiendo belleza y nos encantaría saber cómo es tu relación con las flores.